Ilusiones

Ver otra pálida noche
con sueños dormidos,
soñar con el broche
que cierra los nichos
de la vida, qué derroche
para cazadores heridos.

Sentir como rugen,
otrora fantasmas
ahora, ilusiones que surgen
de funestas palabras,
palabras que inducen
que las canciones tañan.

En verdad, ¿para qué ver
otra vez triste y fugaz,
el despertar de un amanecer?
Pues es la noche en el viejo bar
la que más nos hace crecer
y vivir, y soñar, y reír, y llorar.

Rima.

Encontré la luz de un claro de luna
en la profundidad de tus ojos y hermosura,
busqué y persistí en los sueños que dejé en la cuna
por envejecer, dejar de vivir con premura.

Ví, en tus ojos claros, la esperanza que alguna
vez sentí que podría depararme en locura,
demencia por tus besos, que devuelves con hambruna.

Creí ver pasar tu vida con más prisa que calma,
mas fui yo, ser imperecedero en cárcel de agua,
eternamente negaste los sueños de mi alma.

Busqué y busqué, el amor que guardas bajo tu enagua,
y no encontré más que el desprecio bajo tus tangas.
¡Oh! Cruel mundo moderno, maldigo tus fraguas,
forjas vidas para ver como después sangran.

Destino al futuro

Mira, mira allá en lontananza,
allá donde se unen los caminos,
donde no llegó ésta cruel matanza
que nos diezmó, como el borracho el vino.

Allá dejamos nuestra desesperanza,
aquí buscamos el sueño del destino
donde dejar crecer la barba y la panza.

Pero nunca nada dura siempre, sino
que tiene un principio, pero el final lo alcanza
pese a luchar con sabiduría y mucho tino.

Hediondos esbozos de antaño rodean los quinos.
Mira, mira de nuevo lontananza
allá donde crecen aquellos pinos,
quizá allí nos aguarde la esperanza.

Destino incierto.

Dueños de un sudor opaco
que negros sueños ha matado,
aquellos que creara el dios Baco.

Dueños de un corazón atado
de pies y manos, por aquel caco
que busca más de lo que te ha robado.

Ladrón no robes más los sueños,
ya la vida no da más.
Ladrón, somos nosotros, no tú, los dueños,
y decidimos que te vas.

Es aquel traidor que llaman vida
que los sueños mata por detrás.
Es aquel amor que te roba la risa
que los sueños roba, y aún no estás.

Nocturnos.

Es la soledad arrinconada
en aquel rincón infecto,
donde anidan las polillas
en mi alma.

Es, ¡Ay de mí! camino recto,
un vacío es la calma
más, ¿en algún desvío habrá un hada?

Es aquí, tenue luz alada
que me buscas cual amiga
donde los sueños se apagan.

Es aquella, maldita
que no me das nada,
nada nuevo en la velada.
Maldita, maldita es la vida.