martes, 18 de diciembre de 2012

La noche etérea.

El corazón del bosque en la noche es más oscuro que el alma de Belcebú, árboles a un lado, árboles al otro, todo troncos a tu alrededor, miras al cielo, deseoso de encontrar calidez en Andrómeda, en la estrella polar o la osa mayor, pero sólo ves oscuridad, sabes que en realidad esa oscuridad es un enmarañado tejido de hojas y ramas, pero como es lógico no piensas en ello, vas caminando, pero cada pocos pasos tropiezas, a veces caes, a veces no, troncos, raíces y rocas entorpecen tu paso, al oír el aullido de un lobo en la lejana espesura, tus nervios crispan, temes por tu vida, enloqueces por ellos, te sientes desprotegido, temes por tu vida e incluso te encomiendas a Dios, y se acusa un sentimiento de soledad, a la orilla del paso a la muerte, a la sombra del can Cerbero, anhelas la alcoba en que habitas, anhelas soñar en un lecho de ortiga.
De pronto sientes un golpe en la sien, te desmayas, sólo ves negrura cuándo duermes y al despertarte te sientes extrañamente vacío, no sientes tus brazos, no entiendes por qué. A duras penas te pones en pié y caminas con pies de plomo, tembloroso y temeroso de cuantos crujidos de ramas hay bajo tus pies, pero no oyes nada más, nada más sientes, al fondo vislumbras una muy tenue luz y como es lógico caminas hacia ella con lágrimas en los ojos.
Tus pensamientos están sumamente turbados, y llegas al claro del bosque que habías vislumbrado, te deshaces de aquella etérea oscuridad para ver la sangre que chorrea a borbotones de los muñones a la altura de los hombros dónde límpiamente se habían seccionado tus brazos, varias preguntas surcaban tus pensamientos, ¿qué?, ¿cómo?, ¿por qué?... Pero la que sangraba a fuego tu mente era, ¿y el dolor?
Y la había encontrado, había logrado volver a la luz, pero poco había durado, caes de bruces subre un charco de sangre vertido por ti mismo para volver a entrar en la oscuridad eterna, que inexcrutablemente se extendía por la mente moribunda, que recorría todas las partículas de su ser, no oía, no veía, olía ni sentía, nada, ya no pensaba, ya era un ser inerte y su espíritu voló libre hacia las sombras, que aún más oscuras que el bosque del que no escapó pueden llegar a ser.

domingo, 16 de diciembre de 2012

Filosofía de vida.

La vida es un engorro, un coñazo tal vez, la vida, es un sucio suelo, en el que limpiarse los pies, y a veces piensas que ni para eso sirve, ni para ser pisada o destruida, ni para ser quitada. La vida es un cúmulo de cáos, destrucción, devastación, soledad, tristeza, rabia, cabreo, y otra multitud de atrocidades que harían al más positivo de los mortales acabar en la mística enajenación de la mente, a la tétrica locura.

Claro que sí, todo eso es verdad, la vida es una puta mierda... espera... qué cojones es eso que se ve a lo lejos, esa mancha negra, esa mancha gris, esa oscura silueta, absurda que viene hacia mí... parece... sí... es una persona, se acerca decidida hacia mí... pero... qué diablos hace agachándome para ponerse a la altura de mi tétrica oscuridad, qué hace abrazándome, oh... para... diablos, lo olvidé, pero, ¿cómo pude olvidarlo? como un solo instante de mi insignificante existencia, de la brevedad que perteneceré a este mundo pude olvidarlo, joder, no soy una estrella, mi presencia en el universo no será de miles de millones de años, sino de decenas de años solamente, ¿como diablos me dejó mi mente olvidar, aunque solo fuera por una fracción de la micronésima parte de un nano segundo, que la vida es maravillosa?

Como pude olvidar a esa estúpida gente que está a mi alrededor, sí... como se llamaban... amigos... sí, ¿cómo pude olvidarlos, que aún cuándo no recordé la calidez de mis abrazos siguen pensando en mí? cómo pude olvidar la risa, como pude olvidar que después de la tristeza, llega la felicidad. Cómo pude olvidar... como pude olvidar que lo que a veces se llama soledad, no es más que una cárcel para pensar, reflexionar, divagar, imaginar, crear un mundo, un mundo donde mando yo, un mundo dónde solo quién me quiere tiene su lugar. Como pude olvidar, el amor, de ello, no creo que haya que hablar, porque mil veces lo describa, mil veces cambiará, ese sentimiento sin par. Como pude olvidar, la sensación de libertad, la sensación que te da al saltar, al volar, al ver tu alma realizar la proeza de existir en este sucio mundo del cuál no veremos su fin, la vida, sí, es una mierda, pero seamos biólogos por un momento, cojamos un excremento y analicémoslo, al margen de lo asqueroso que pueda parecernos, es un oasis de vida... el símil sé que es desagradable, pero la vida, llamada millones de veces como mierda, como mala, es maravillosa, un oasis de esplendor, en la inmundicia del mundo, por lo tanto, que cojones, ¿no será más práctico vivirla?

jueves, 13 de diciembre de 2012

Desvaríos en soledad.

Vivir conforme a unas normas, a un destino que rige nuestros días, esa es nuestra tradición, nuestro rutinario caminar. Desde el principio, la niñez, nos han dicho que, los sueños, sueños son, nos han inculcado que perseguirlos es una descabellada locura, que hemos de vivir concorde a lo ya estipulado. El más eterno sueño, la libertad de seguir los designios de un corazón aún incorrupto, un corazón de pura y sana niñez, el más eterno y negado sueño el más anhelado de perseguir.

Crecer, olvidar el sentido que en la niñez aún tenía la vida, añorar todo, sentirse vacío a la par que no encontrar motivos de tristeza. Es en estos momentos, que observas a tu alrededor, miras tras de ti, a tu lado, y esperas durante horas sin que nadie acuda a la llamada de socorro de tu corazón, y te sientes completamente solo, pero aún sabes que en la distancia no estás solo, que aún hay quién te quiere, quién, pese a, por un motivo u otro no tiene esa posibilidad, daría lo que fuera por obsequiarte un abrazo, igual que te pasa a ti, y mientras, pluma en mano, desvarías sobre un papel, piensas en ello y sientes como un calor extraño te reconforta por dentro, y sientes tus energías renovadas, te sientes quizá un hombre nuevo, un anciano revitalizado, que quiere volver a vivir, a soñar, como antaño hizo.  

lunes, 10 de diciembre de 2012

La vida de un científico.

En el fondo, todos nacemos científicos, pues cuándo somos infantes nuestra vida está basada en investigar, investigar todo cuánto nos rodea para poder comprender su funcionamiento o su causa, así, de niños, todos hemos roto más de un aparato, intentando comprender como funciona, el mando a distancia, o la videoconsola de nuestro hermano mayor, a medida que crecemos, definimos nuestra visión del mundo, para un crédulo, toda teoría infundada puede ser cierta, así como ocurre con el "fin del mundo que auguraron los mayas" teorías absurdas que se refutan con otras teorías más absurdas aún "como los españoles eliminamos a los mayas todos morirán menos nosotros", para un creyente, todo lo que sus mentes no pueden llegar a comprender lo achacan a Dios, después están los que no son capaces de comprender las cosas, no las buscan comprender y no las achacan a "Dios" porque no quieren creer, esos son los llamados Ateos, por último, estamos los científicos, nosotros cuándo aparece un problema que no podemos llegar a cognoscer buscamos los métodos para que dicho problema sea cognoscible, buscamos la respuesta al problema, y para ello hay muchos métodos. Pero los científicos no solo buscamos comprender lo que aún no llegamos a comprender, nuestro objetivo es también el dudar de todo lo que sabemos hasta ahora he intentar demostrar, en la medida de lo posible, que algo que ya conocemos parcialmente podemos llegar a conocerlo mejor, como bien explicaba el bueno de Descartes. ¿Podría existir un "Dios"? Sí, por qué no, la ciencia no puede demostrar lo contrario, ¿hemos de basar nuestras vidas en ello condicionándolas con la fé? rotundamente, no, hemos de buscar las respuestas a los interrogantes de la vida.

Hoy mismo me han dicho que la vida de un científico, buscar la explicación a las cosas, buscar el conocimiento absoluto de las cosas y mejorar en todos los campos posibles haría que al llegar al lecho de muerte pensases "he perdido mi vida" o siendo ya anciano pienses "he perdido mis mejores años" pues bien, yo no pienso así, en mi opinión, un científico eminente llega al momento de morir y piensa "mierda, y ahora me voy a morir sin demostrar esta última teoría, ¿qué estúpido jovenzuelo seguirá mi investigación?". No es dedicarle a la ciencia una perdida de vida, porque el afán por conocer y mejoras se puede aplicar a todos loa ámbitos que componen la vida, diversión, amor, felicidad, y como no, conocimiento, que es el que teóricamente más preocupa a los científicos, pero a ver, los científicos también tenemos vida sexual, también buscamos disfrutar de la risa, el amor, el sexo, de correr, saltar y experimentar sensaciones límite, la salvedad, la diferencia, es que quizá vemos las cosas desde otro punto de vista, es lo que nos convierte en diferentes, en especiales.

miércoles, 28 de noviembre de 2012

El rol de la muerte (III)

"La muerte, la desesperación del mundo que nos rodea es cuánto verás en este, nuestro mundo, mundo, de tinieblas y oscuridad, aquellos que has visto no son todos los que están, y ellos son, mi querida yo, sin más y sin menos que los despojos de aquellos que por tu culpa han muerto, de que naciste hasta hoy".
Tras lo cuál, el ente que ya me había hecho temblar, desapareció, sin más, y con él toda la apacibilidad de esta sala, convirtiéndose en un simple rincón oscuro, con un simple haz de fotones, iluminando una pequeña trampilla en el suelo, del miedo, traté de volver atrás, no pude, no había puerta, sólo aquella, verdaderamente, misteriosa trampilla...
Era estrecha, muy, muy estrecha, de hecho, para pasar por ella me vi obligada a colgarme della y dejarme caer. Durante toda la caída, no pude hacer otra cosa que sollozar, sin embargo, a los pocos  segundos notaba como mis propias lágrimas mojaban mi cabeza. La caída fue larga,  espectacularmente larga, y, al llegar al fondo, nunca supe por qué, no morí... sino que aparecí en un oscuro abismo, como si del inframundo se tratase.
Quizá me desmayase unas horas tras la caída, realmente no lo sé, sin embargo me levanté del suelo sobre fría roca y sólo me dolía la cabeza, pero no estaba herida, por suerte, supongo.
Caminé sin rumbo en lo que parecía una gran sala, o un corredor inmenso, pero tan oscuro que no lograba ver absolutamente nada, aún cuándo mis ojos se acostumbraran a la oscuridad, caminé y caminé, tanto tiempo y en tal oscuridad que acabé por sentarme a descansar un rato. Sentada en el suelo, mis sentidos se agudizaron al máximo, me encontraba en un estado de vigilia absoluta.
Conforme pasaba el tiempo sentada en esta oscuridad me encontraba a sentirme cansada, y acabé tumbada en la fría roca, y entre el silencio, la oscuridad, el dolor de la caída (sí, apareció a posteriori del golpe ¿algún problema soplapollas?) y el cansancio acumulado por las caminatas, el miedo y la vigilia acabaron por adormilarme, aunque fue un proceso lento finalmente acabé dormida, acudiendo a mi mente retailas de las más terribles pesadillas que nunca tuve, causadas por los terribles acontecimientos que habían acaecido...

lunes, 26 de noviembre de 2012

Rima 57

Un viejo pájaro herido
llora su corazón enfermo
ya sus huevos murieron
ya cayó su nido.

Ya no vuelas, pajarillo
ya no tienes apellido
ya no migras al exilio.

Buscas patria, pajarillo
buscas tu lugar como animalillo
para amar, querido.

Buscas hembra que amar
un nido que habitar
otras crías que criar,
pero, acéptalo, la vida, quedó atrás.

martes, 25 de septiembre de 2012

El rol de la muerte [II]

Mi paso era extrañamente seguro y regular, aunque en mi corazón el miedo era patente, cada vez todo más oscuro, cada vez más siniestro.
No sé si fueron diez o diez mil metros más los que avancé, cuándo el silencio se deshizo de golpe, lo más peculiar de la forma súbita en que comenzó el primer ruido es que me hizo dar un salto atrás, tras lo cuál dejó de oírse, pero al volver a avanzar el paso deshecho volvió a oírse, una mezcla entre un canto gutural que no sé decir si bello o terrorífico, gritos y llantos chirriantes a los que se le sumaba el relajante sonido de oleaje del mar en calma, sin embargo, al volumen en que se encontraban... me hizo llevar las manos a los oídos y gritar "¡silencio!" pero no cesó...
A cada paso que daba me convencía más a mí misma que me volvería loca, sin embargo, ahora veía al fondo una luz, al verla empecé a sollozar silenciosamente y corrí al encuentro de la sala iluminada, cuándo llegué, caí de rodillas en la estancia con los ojos cerrados y alivio en el corazón... hasta que los abrí, ya que un nombre verdaderamente acertado para esta sala sería el de "ríos de sangre".
¡Sangre! Sangre en el suelo, en las paredes... ¡llovía sangre! una cascada de sangre, un lago de sangre y, cruzándolo todo un solo camino, un puente, tejido a base de cadáveres humanos, estaban boca abajo, por lo que sólo se les podía ver la nuca, cosa que más tarde agradecí... estaba tan asustada que en medio de mi llanto me dispuse a cruzar la estancia más decidida que nunca.
Eran verdaderos cadáveres , blanditos al pisarlos, aunque, apenas veía por mis lágrimas logré llegar al otro lado sin ninguna nueva y desagradable sorpresa, al otro lado sólo había una gran puerta doble de roble macizo, con el picaporte y otros detalles de oro. Con más pena que gloria me dispuse a abrirla...
Tras ellas una suntuosa habitación rústica, cálidamente iluminada por el crepitar de un gran fuego en el hogar, las paredes estaban bellamente decoradas con filigranas de oro sobre un fondo de color negro, en el centro de la habitación una gran mesa de roble con ocho sillas a juego, tres grandes candelabros con doce velas cada uno como adorno, las paredes decoradas por vitrinas con trofeos y vajillas, además de estanterías repletas de antiguos volúmenes, sobre mi cabeza, en el techo, una enorme telaraña de cristal, oro y plata. Por último, ante el fuego, dos enormes butacas de cuero, de las cuáles, una de ellas, se encontraba ocupada.
Dicha butaca, tas mi entrada en la habitación comenzó a girarse lentamente... Allí había una chica morena... y era... y era... ¡Era yo! O, bueno, una chica exacta a  mí, como una hermana gemela. Pero era una yo muy extraña, estaba rígida como una  piedra, no se movía ni para bombear oxígeno, los ojos los tenía clavados en mí, como dardos envenenados, y su piel, siendo la mía oscura, muy oscura, era blanca... como la cera... de hecho, pensé que era una muñeca de cera... hasta que empezó a hablar.

lunes, 24 de septiembre de 2012

Un beso.

Sus ojos, a centímetro de mí, no me mira... sus labios, rojos y jugosos, que tuercen en una hipnótica sonrisa, en un contacto de miradas... Abro mis brazos pidiendo el contacto de un tierno abrazo, se acerca, se abraza. Imprimo toda la ternura, la suavidad, el cariño y el amor mientras con mis brazos aprieto con la fuerza más delicada tu cuerpo contra el mío, y una lágrima brota de mis ojos, recorriendo plácida y silenciosamente mis mejillas, y tú no lo sabes, no sabes que lo que cada día sueño es lo mismo... prolongar indefinidamente un abrazo, posar mis manos suavemente sobre tus mejillas, mirarte a los ojos juntando nuestras miradas a pocos centímetros, deslizar suavemente las manos por tus mejillas y cuello hasta sentir tu pelo sedoso sobre las manos y... juntar mis labios a los tuyos en el beso más largo y sincero que jamás hayamos soñado, para, tras ello, volver a apretarte contra mi pecho en  un abrazo mientras susurro a tu oído... "te amo".

domingo, 23 de septiembre de 2012

El rol de la muerte (I)

¿Era una simple gruta? ¿Tal vez la entrada al mismísimo averno? Una angosta cavidad abierta en la fría y dura roca hacía millones de años, cavidad que durante miles y miles de años había sido utilizada para las más demoníacas hazañas.
Tras superar el arco media punta que de forma natural estaba formado en la entrada, nos encontrábamos en la más sobrecogedora estancia que jamás habíamos presenciado. Mirases dónde mirases la muerte y desesperación acompañarían tu alma. Las paredes se extendían en el seno de la montaña hasta donde la vista alcanzaba, por lo cuál el "techo" o "cielo" no era más que negrura sin par, la nada, la irrealidad. Las paredes, que eran rojas como el carmín, estaban pintadas, con trazos negros que retrataban imágenes de muertes humanas con el peculiar estilo Paleolítico. Sin embargo, no había lugar a dudas que la escena más sobrecogedora de todas se encontraba a nuestros pies... ¡el suelo! era una formación montañosa en miniatura compuesta por tibias, fémures, clavículas, carpos, coxis... ¡HUESOS! ¡SÍ! ¡HUESOS! Pero lo peor de todo fue cuándo se puso ante mí la primera calavera... era humana... aquellos montículos de huesos habían en otro tiempo sido cadáveres de seres humanos, que antes fueron vivos.
Estaba atemorizada, no pude hacer otra cosa que abrazarme con fuerza al chico que me acompañaba, sin embargo, la virilidad, fuerza y decisión que horas antes le habían caracterizado ahora se habían vuelto en un rostro lívido que esbozaba una mueca de auténtico pavor.
El grandísimo cobarde se soltó bruscamente de mi abrazo y salió corriendo despavorido, y ahí estaba yo, una pobre chica sola y atemorizada, con el pelo largo, negro, liso y espesura sin par, unos grandísimos ojos dorados y la tez morena, sin embargo, como siempre he sido, menuda, muy menuda, sin nada de musculatura que pudiera defenderme.
Estaba sola y atemorizada, pero, cerré los ojos y aspiré hondo, un extraño y reconfortante olor a almizcle embargó mis sentidos, ello y darme cuenta de que mis ojos se habían amoldado a la penumbra existente me infundió el valor que necesitaba para dar el primer paso adelante y, tras este, un segundo, un tercero... y avancé a lo desconocido...
Conforme avanzaba por la oscuridad más huesos en el suelo, más obscenidad y muerte pintadas en las paredes, de cuándo en cuándo se veía algún aparato de tortura oxidado o algún caldero volcado que derramaba extraños mejunjes, algunos de los cuáles pese al paso del tiempo burbujeaban como recién hechos, sobre los huesos del suelo. Sin embargo, a mi olfato llegaban cada vez olores más embriagadores y atrayentes, flores, cerveza, césped húmedo, rocío... entre otros. Por último, en mis oídos un implacable silencio, sólo roto por mis pasos o algún cráneo roto bajo mis pies.

sábado, 22 de septiembre de 2012

Rima 18

¡Ay! Diosa de mis pesadumbres,
que en mi corazón enciendes lumbres,
hasta que a cenizas me fundes.

¡Ay! Heroína de mis cuentos,
droga de todos mis lamentos,
fulgor en cualquiera de mis lamentos.

¡Ay! Clamor de mi alma,
furia de mis entrañas,
todo, mientras que amaba,

sábado, 8 de septiembre de 2012

Psicósis de la bestia.

La sangre brotaba a borbotones, ¿qué era él? ¿en qué clase de ser sediento de sangre se convirtió? ¿qué clase de oscura magia de había convertido en un psicópata de carácteres mitológicos? Él, que el mayor daño que solía hacer contra la vida era rociar de veneno a los insectos, ¿tal vez ahora veía a su especie como a esos bichitos molestos? Fuera como fuere allí estaba él drenando las arterias de su decimosexta víctima, bebiendo el néctar de su corazón. Aquello podía parecer parte de la más terrorífica de las películas, pero se había convertido en un vampiro, un sangriento demonio movido por los hilos del alma de Satán, y en esta ocasión, como en todas las demás, usó el mismo modus operandi.
Salía de casa con una extraña capa negra, siempre buscaba una chica de juventud y belleza resplandecientes, con los labios rojos como la sangre. Usando su poder de atracción y su labia, que no era moco de pavo, siempre, y repito, siempre, lograba que la chica, descuidada, torpe y despistada, embelesada o sencillamente enamorada lo siguiera hasta un oscuro callejón en que probaba sus labios jugosos, la desnudaba y violaba, sin violencia, sin aparente oposición de su víctima, con pasión, y hasta si en otras circunstancias se encontraran, podría decirse que con amor, hasta el momento del clímax, ya que justo antes de eyacular, mordía con violencia el cuello de la chica, de tal modo y fiereza que con su firme mandíbula cortaba sin remedio la aorta de su víctima, que caía muerta a los pies de un hambriento caníbal, hambriento de carne cruda, sediento de sangre fresca. 
La policía no podía estar más desconcertada ¿qué clase de monstruo...? ¿un simple psicópata, depravado y peligroso...? Sea lo que fuere seguía cobrando más víctimas cada noche que su estómago rugía pidiendo sangre.

sábado, 14 de julio de 2012

Rima 35

Una mirada, tan solo una mirada...
la dulzura y belleza de un alma reflejada.
Una mirada oscura, tétrica aunque agrada.
Una mirada aguda, que no es vaga.
Una mirada muda, pero... como habla.
Una mirada con duda, que me es extraña.
Sin duda alguna, una mirada tuya.

sábado, 17 de marzo de 2012

No sé por qué hago estas cosas.

Es largo camino sinuoso,
selva, desierto o pasto,
atacado es por veloz dardo,
por ese dardo que no es venenoso.

A lo lejos dos montes
al alcance del valiente escalador,
no hay en ellos cabras o bisontes,
solo dos picos sabor amor.

Es un mundo hecho de miel,
es un cuerpo de mujer,
el mayor manjar, esa piel.

Tenernos en completa posesión
es la fase final de esta fusión.
Gozo, placer, final, perdición...

jueves, 15 de marzo de 2012

Rima 49

¿Qué es el tiempo?
No es verdad que sea eterno...
Es más decir que me grita
en angustioso llanto la vida.
Me llama a suspirar,
por el más triste amar,
me obliga sin piedad
a orar a la muerte,
a rezar por morir,
la muerte no tiene par,
para dejar de soñar.

jueves, 8 de marzo de 2012

Crimen marcial.

"¿Que como escogí a la chica? Señor juez, voy a contarle a su minúsculo cerebro qué y cómo lo hice exactamente. Sabes usted, me dedicaba antes de entrar al paro a la química de investigación y para saciar mis ansias de experimentación, salí al "parque" buscando a una tía con la que "experimentar", cogí la primera que estuvo a mi alcance, por supuesto la busqué con buenas tetas, usted me comprende. Cogí su frágil y débil cuerpo por detrás con un brazo mientras aplicaba cloroformo a su nariz usando mi pañuelo, tras ello cargué con ella unos pocos metros hasta unos matorrales bien recónditos, aunque bueno, en aquel lugar hasta haciéndolo al descubierto, era casi imposible que alguien oyera o viera nada... El caso es que mientras aún dormía le quité con sumo cuidado la ropa, e impregné todas las prendas volátiles con gasolina y alcohol, apartándolas a un lado, follé sin ningún tipo de cuidado su cuerpo inerte, ya que aún dormía, sabe usted, no le contaré la cantidad de guarradas que le hice por no dañar su integridad psicológica. Tras violarla todo lo que quise y más, puse su cuerpo sobre la ropa inflamable y esperé paciente hasta que despertó, con el único propósito de estando ya consciente cortar los tendones traseros de sus rodillas dejándola coja de ambas piernas, estando ya lisiada arranqué mi motosierra y comencé a descuartizar su cuerpo viendo en su cara el sufrimiento y el dolor que experimentaba mientras era desmembrada, sabe usted, fui piadoso con ella, cuándo me dispuse a ver como moría desangrada me apiadé y la acabé degollando con la misma motosierra, ese fue su final. Ocultar las pruebas fue fácil, de hecho ustedes no tienen más que mi propia confesión, ya que son demasiado imbéciles como para atraparme por méritos propios. Bien, dispuse su cadáver junto con una cantidad sublime de gasolina y una gran montaña de troncos y lo quemé, como usted verá, nadie sospechó nada, por Dios, era San Juan... tras ello solo tuve que coger mi zodiac y tirar todo lo que usé en esta experiencia única a dos o tres kilómetros de la costa."

-Este tío está loco- Fueron las únicas palabras que el anonadado juez logró decir tras escuchar esta abrumadora historia.

sábado, 7 de enero de 2012

Rima 38

Sabes bien que no
la vida no es así,
la vida no es jazmín,
no hay ningún modo
de ser o no feliz,
aunque puede que sí.
Un lado bueno,
otro malo, adverso.
No había mucho bueno,
no podía ser del todo feliz,
no había rosas en el cielo,
ni tan solo un jazmín,
hasta... que te conocí.